Pues si, en medio de la crisis hipotecaria, esa de la que nos hemos enterado de un día para otro, nos damos cuenta, o son los políticos quienes lo hacen, de que hemos construido mal y lo seguimos haciendo.
No significa esto que vayan a tomar ninguna medida inmediata, sino que le vuelven a ver, como cada año, el fantasma de las inundaciones y hale, todos a correr.
La Comunitat Valenciana ha sido siempre un lugar propidio para las inundaciones, como corresponde a las zonas bajas de los ríos o a explanadas que ya de por sí son lagunas en potencia, como la marjal (marisma). Cuando llueve, todo el terreno donde antes se plantaban cultivos del tipo del arroz vuelve a encharcarse.
Aquí comienzan las reflexiones que desde hace tiempo se hacen los técnicos y estudiosos de los fenómenos meteorológicos. ¿Por qué construimos en aquellos lugares por donde tradicionalmente ha pasado el agua? Sin duda el ejemplo de la marjaleria castellonense puede ser uno. Da igual que pongan tornillos de Arquímedes para mantener baja la capa freática, si llueve mucho los bajos de las casas aparecen encharcados y la humedad reina por doquier.
No hablemos de aquellas zonas de barrancos ocupadas por construcciones legales, o por lo menos así las ven sus propietarios, los constructores y los ayuntamientos. ¿Han pensado qué harán cuando se produzca una avenida causada por lluvias torrenciales?
En un clima como el mediterráneo, que se ha caracterizado por las lluvias concentradas en dos periodos anuales, primavera y otoño, con un claro componente de torrencialidad, no nos deberíamos haber permitido nunca realizar estos desmanes urbanísticos.
Aquï viene mi reflexiön de hoy: Si los seguros no contrataran pólizas a aquellos que construyen en lugares a priori de alto riesgo ¿la gente continuaría comprando viviendas al igual que lo hacen ahora, sin mirar este aspecto?
A posteriori, nos queda realizar mapas de zonas inundables, como el que hace la Generalitat, algo que no deja de ser un mero parche.
PS
No hay comentarios:
Publicar un comentario