viernes, 10 de agosto de 2007

Los cromos de las emisiones



Si es que somos como niños.

Mientras que en los colegios los infantes cambian cromos de sus futbolistas favoritos, del pokemón de moda o de Songoku&Co., los mayores se dedican a cambiar CO2. Que si a ti te sobra, que si yo emito demasiado y necesito comprar a toda costa para no quedar como un hipócrita defendiendo la tierra frente al cambio climático... Todo vale en este mundo capitalista en el que nos ha tocado vivir.

No sólo es kafkiano que un país que no llega al límite de emisiones que le fue asignado por el protocolo de Kioto pueda vender el CO2 que le sobra; quizás lo es más que un país desarrollado que se pasa, y mucho, de su cuota se dedique a buscar las moléculas más baratas en vez de decidirse, de una vez por todas, a reducir su emisión.

Creo necesario que nos dejemos de comercio y nos centremos en bajar la cantidad de CO2 que sale día a día, hora a hora, minuto a minuto y segundo a segundo de nuestras fábricas, centrales eléctricas. El resultado sería mejor, ya que la compra de derechos de emisión puede suponer un incremento en las emisiones a costa de los países más pobres que, eso sí, ganarán algo de dinero.

PS

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