A parte de los beneficios económicos que puedan suponer los parques eólicos, no todo vale. Cierto es que muchas veces se aduce un impacto visual que, seamos claros, ha de ser secundario frente a una energía como esta, pero también lo es que no tenemos que vestir un santo para desvestir a otro.
Por ello, hagamos las cosas bien. Instalemos cientos de parques eólicos si con eso reducimos la cantidad de centrales térmicas y dependientes de combustibles fósiles, pero no olvidemos que también se puede afectar a la tierra de otra forma que no es la producción de CO2, destrozando la fauna y la flora...
PS
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